Cómo teletrabajar sin desfallecer

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Alfredo Sola
17 de marzo de 2020

En estos días de teletrabajo (al menos, para los que trabajamos en oficinas – muchos otros oficios son otra historia), hay mucha gente que lo hace casi por primera vez. Como para nosotros es una segunda naturaleza, hemos intentado recopilar algunas de las recomendaciones que pensamos que serán más útiles para teletrabajar, especialmente para quienes no están acostumbrados.

Un rinconcito dedicado

El primer orden de cosas es que teletrabajar en el sofá de casa, en general, no funciona. Lo más deseable es contar con una mesa y silla, dedicadas al puesto de trabajo y que a ser posible no compartan función con otra cosa. No es cuestión de interrumpir el trabajo si hay que hacer masa para la pizza del almuerzo. Preferiblemente, el puesto de trabajo ha de contar con un monitor, teclado y ratón de buen tamaño: En el portátil no se trabaja mal un ratito, pero hacerlo durante horas acaba por pasar facturas a cervicales, túnel carpiano y, según postura, a otras importantes partes del cuerpo. Además, los monitores, teclados y ratones son baratos y se amortizan rápidamente con una mejor productividad.

¿Hay niños?

Lo primero de todo es enseñarles las reglas. Ellos tienen que tener su horario y rutina, pero hay que enseñarles además que, cuando estamos trabajando en nuestro rinconcito, es como si no estuviéramos. Fácil de decir, pero necesita bastante trabajo llevarlo a la práctica. Sin embargo, es la única alternativa que no implica supuestos penales. Paciencia.

¿Trabajar en pijama?

Lo menos posible. En especial, si no estamos habituados a teletrabajar, cuantos más hábitos retengamos de nuestra jornada «normal», mejor. Si nuestra rutina es levantarnos, café, ducha, vestir y al tajo, hagamos lo mismo. Nos ayudará a adoptar la mentalidad adecuada al inicio de la jornada.

Horario flexible, pero no demasiado

El horario es otro elemento que nos ayuda con la mentalización. Teletrabajar tiene muchas ventajas, y una de ellas es la flexibilidad en los horarios. Sin embargo, es un arma de doble filo, especialmente al principio. El seguir los mismos horarios habituales mientras teletrabajamos, nos ayudará a mantener la concentración. Poco a poco, se puede ir haciendo uso de la flexibilidad y descubrir una de las grandes ventajas del teletrabajo.

La comunicación

Uno de los grandes problemas del teletrabajo es esa especie de pérdida de sintonía con los compañeros. La falta de comunicación no verbal hace que poco a poco nos vayamos sintiendo algo distanciados. El hombre es una especie social, y todas las interacciones en el trabajo forman parte de la comunicación. Es difícil compensar esta falta de comunicación no verbal, pero se puede. Aquí van algunas ideas:

Escribir más. Por correo electrónico, por mensajería, por lo que sea. Esto, como todo, viene con ciertas ventajas: Escribir nos ayuda a ordenar las ideas, y cuanto más escribamos, mejor será nuestra expresión escrita. Es una oportunidad de mejora que no conviene desaprovechar.

El correo electrónico, ese gran aliado de siempre, lo es en este caso más que nunca. Nos permite expresar ideas de cierta complejidad con precisión y sin la presión de tiempos de la mensajería instantánea. Tenemos tiempo de escribir bien, con corrección y con precisión. Podemos mandar ficheros. Podemos comunicar a varias personas a la vez. El correo electrónico es, sin duda, el gran aliado del teletrabajador.

La comunicación instantánea (WhatsApp, Telegram, SMS…) es utilísima, pero conviene tener bien presente que es instantánea para el emisor. Es importante no dar por hecho que, por tener a nuestro interlocutor «en línea», está disponible instantáneamente para nosotros con toda su atención. No hay nada más molesto que alguien llamando repetidamente nuestra atención por mensajería instantánea. ¿Recomendación nacida de larga experiencia? Usarla solamente cuando es particularmente conveniente y, si no se obtiene una respuesta instantánea, esperar. Ya contestarán. O mandar un correo. O llamar, si es ciertamente tan urgente.

Las reuniones que hagan falta (y teletrabajando se suele descubrir que muchas, en realidad, no la hacen), se pueden hacer por videoconferencia. Existe una amplia oferta de soluciones de teleconferencia, incluso gratuitas. En Tecnocrática, tenemos montado un servicio de videoconferencia con Jitsi que está disponible gratuitamente para todo el que lo necesite.

Y si todo falla… El teléfono sigue funcionando. Es recomendable disponer de una centralita que nos permita tener en casa una extensión de la misma forma que tenemos en la oficina. Generalmente, no queremos por nada del mundo llamar con nuestro móvil personal. No por el gasto, que será irrisorio, sino porque haciéndolo estamos divulgando nuestro número a todo aquel al que llamemos. En Tecnocrática, usamos internamente Asterisk y a veces FreePBX. Es fácil de montar y muy útil. Atención a la seguridad, porque es una de las cosas más abusadas de toda la Internet. Conviene, si es posible, tener el kit completo: Un terminal físico y unos auriculares cómodos.

Tras el paso de Covid-19, cuando empiecen a cicatrizar las profundas heridas que nos dejará, habremos aprendido algunas cosas. Una de ellas, no la más importante pero sí de las más interesantes para la vida diaria, es lo útil que resulta tener montado un puesto de teletrabajo funcional, si nuestro oficio nos lo permite. Hemos de sacar de la adversidad las enseñanzas que podamos; así lo venimos haciendo desde que los humanos somos humanos.

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